El aula y la escuela son inmejorables espacios para aprender a convivir y entender la importancia de nuestra vida en democracia. En tiempos de celebración del Bicentenario, conozcamos tres experiencias docentes que, desde tres regiones del país, nos enseñan cómo trabajar junto a nuestros estudiantes en la creación de espacios y condiciones para la convivencia, el respeto y el bien común.
Ciudadanía: una propuesta curricular
El Perfil de Egreso de la Educación Básica plantea que los egresados de las instituciones educativas deben propiciar la vida en democracia. Esto, a partir del reconocimiento de sus propios derechos y deberes, y de una profunda comprensión de los procesos históricos y sociales de nuestro país y del mundo. Esta contextualización es clave, pues como sociedad hemos vivido diferentes procesos políticos y sociales que nos han llevado a experiencias complejas y, en algunos casos, complicadas. Es por ello necesario construir escenarios y condiciones que propicien la participación democrática en un marco de respeto, tolerancia y convivencia.
A partir del Bicentenario, todos queremos un país donde los ciudadanos de diversas procedencias y culturas sean conscientes de su propia identidad y reconozcan sus derechos y deberes. Un país donde todos, sin excepción, contribuyan al respeto de las leyes y la valoración de nuestras instituciones. Ello hará que cristalice un Estado de derecho que brinde oportunidades para todos.
El Currículo Nacional de Educación Básica, reconoce a los estudiantes “como sujetos de derechos y no como objetos de cuidado”. Esta concepción plantea la superación del rol paternalista de las instituciones y plantea que la educación debe convertir a nuestros estudiantes en ciudadanos capaces de tomar decisiones, defender y exigir sus derechos y reconocer sus deberes. El enfoque de derechos del CNEB promueve el diálogo permanente y la concertación para superar los desencuentros, propone asumir de manera diferente los conflictos en busca del bien común.
El desarrollo de la competencia: Convive y participa democráticamente en la búsqueda del bien común, supone que nuestros estudiantes se relacionen justa y equitativamente con los demás, reconociendo que los derechos y deberes son los mismos para todas las personas. También supone que los estudiantes se enriquezcan con las diferentes expresiones culturales, respetando sus peculiaridades. Se espera que ellos sean capaces de asumir una postura frente a los asuntos que atañen a la ciudadanía y participen en la promoción de los derechos humanos y la construcción de los procesos democráticos (CNEB, 2016).
El desarrollo de esta competencia supone el logro de diversas capacidades claves: la habilidad para interactuar con todas las personas, la participación en la construcción de normas y la asunción de acuerdos conjuntos. También son importantes las capacidades para manejar constructivamente los conflictos, deliberar sobre los asuntos públicos y participar en acciones que promuevan el bienestar común.
Líderes conciliadores escolares
En todo el país vienen dándose interesantes iniciativas docentes que, con mucho esfuerzo y capacidad de adaptación, contextualizan sus estrategias y fomentan la participación y la ciudadanía. Como en Sullana, donde un grupo de docentes comprobó que en su institución educativa se venían incrementando alarmantemente los episodios de violencia entre estudiantes. Se reunieron para analizar el problema y proponer algunas estrategias para mejorar la convivencia escolar. Después de asistir a una capacitación sobre formación de conciliadores, que llevó a cabo el Poder Judicial, se dieron cuenta de que este modelo podría funcionar en su I. E. En equipo se animaron a implementar un Taller de Formación de líderes conciliadores escolares. Su exitoso proyecto fue insertado en los documentos de gestión institucional. Ese mismo año, juramentó la primera promoción de conciliadores escolares. A partir de allí fortalecieron el trabajo de líderes escolares, mientras comprobaban que se reducían los conflictos escolares y se iba instalando entre ellos una cultura de paz y buena convivencia.
Jugando también se construye democracia
En Quispicanchis, Cusco, María Sayco y Yanet Cruz advirtieron que no todos los niños y las niñas de su escuela socializaban durante el recreo. El patio de la institución educativa funcionaba como un espacio de exclusión. Era aprovechado solamente por un reducido grupo de niños que jugaban al fútbol, mientras que los demás se quedaban en el aula sin grandes motivaciones para salir y practicando actitudes sedentarias. En ese contexto, las docentes pensaron en un proyecto basado en la recuperación de los juegos tradicionales (Salta soga, Kiwi, etc.), cuyo objetivo era fortalecer el desarrollo de la corporeidad y fomentar la integración de los estudiantes. Con material de reciclaje prepararon los juegos, donde los niños y las niñas tuvieron que aprender nuevas formas de participación y convivencia, expresando sus emociones y regulándolas producto de la sana competencia. Los juegos incorporaron la participación de las familias y tuvieron una expresión intergeneracional, donde interactuaban niños y niñas de diversas edades.
En busca de la representatividad estudiantil
En Villa el Salvador, Yanid Pilco realizó un diagnóstico, descubriendo la gran disposición de los estudiantes del nivel secundaria por organizarse y crear un proceso de representación estudiantil. Entonces convocó a elecciones de Municipio Escolar, donde se presentaron varias listas de estudiantes organizados. Mientras elegían a sus representantes, los estudiantes aprendían la importancia de la organización y de los procesos electorales. Posteriormente, los municipios escolares se insertaron en procesos más amplios a nivel distrital, donde llevaron la voz de sus compañeros de escuela. Motivados por su capacidad de elaborar propuestas grupales, se presentaron en los Presupuestos Participativos que la Municipalidad de Villa el Salvador organizaba con diferentes asociaciones y organizaciones de base del distrito. Allí lograron ganar durante tres años consecutivos los concursos, trayendo financiamiento para los proyectos estudiantiles.
Webinar
Este martes 20 de julio, desde las 16:00, los docentes mencionados, ganadores del concurso nacional de buenas prácticas en diversas ediciones, compartirán un panel donde presentarán sus experiencias y nos contarán el contexto en que surgieron y cómo se adaptaron curricularmente, según la propuesta del CNEB. Además, relatarán cómo han adaptado sus prácticas en tiempos de educación remota, haciendo de la comunidad virtual un espacio de intercambio y aprendizaje en convivencia.
Comentará las experiencias Jayra Alencastre Oliart, comunicadora para el desarrollo y Coordinadora Nacional del Programa ¡Qué Maestro! de la organización Enseña Perú. Nos acompañarán también Clara Fiestas Salinas, coordinadora de Políticas de Reconocimiento Docente, e Ingrid Romero Manco, directora de la Dirección de Promoción del Bienestar y Reconocimiento Docente – Dibred del Ministerio de Educación.
Docentes participantes:
- Ricardo Isaac Vegas Chumacero (Sullana – Piura). I. E. Carlos Augusto Salaverry.
- Janeth Cruz Villalba (Quispicanchi – Cusco) I. E. San Ignacio de Loyola, Fe y Alegría N.º 44.
- Yanid Verónica, Pilco Quispe (Villa el Salvador, Lima)
- I. E. N.° 7240 Jesús de Nazareth.
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