Uno de los problemas constantes para la innovación educativa es su escasa sostenibilidad, principalmente porque los proyectos de innovación en las instituciones educativas tienen una corta duración. Asimismo, existen múltiples barreras que imposibilitan su continuidad, como son los cambios de autoridades, la organización de diferentes equipos que lideran estos proyectos, las formas e intensidad del trabajo, entre otros.
Por otro lado, en el caso de las innovaciones que hacen uso de las tecnologías de la información y comunicación (TIC), se encuentra que hay un mayor riesgo cuando no son comprendidas como un recurso complementario dentro del modelo de enseñanza.
Dentro del proceso de innovación, generalmente las fases de iniciación y experimentación se desarrollan con normalidad; mientras que las dificultades o inconvenientes surgen en la etapa institucionalización, durante la cual la innovación debe integrarse a la cultura y a las prácticas docentes.
Al respecto, investigadores como Hargreaves y Fink (2000, citados en Marcelo, 2013) han señalado que las innovaciones y el cambio educativo pueden ser sostenibles en las instituciones educativas, si es que se cumplen los siguientes principios claves para su desarrollo:
- Profundidad: las innovaciones deben promover un aprendizaje duradero en los estudiantes, yendo más allá de la memorización o del estudio de contenidos superficiales.
- Longitud: las innovaciones deben tener una continuidad en el tiempo, integrando a nuevos miembros y modificándose continuamente para que continúe vigente. La figura del líder juega un papel importante.
- Anchura: los procesos de cambio se van esparciendo e intentan que se involucren o participen más personas, de forma que se distribuya el conocimiento adquirido.
- Justicia: la innovación y el cambio no atentan, ni perjudican intencionalmente a nadie.
- Diversidad: las innovaciones fomentan y respetan la diversidad de ideas y prácticas, así como están en contra de procedimientos estandarizados y lineales.
- Recursos: los cambios promueven el cuidado de los recursos materiales y humanos con los que se dispone. Se reconoce el esfuerzo de los participantes y se les exige en función de sus posibilidades.
- Conservación: las instituciones innovadoras conservan su propia cultura institucional, manteniendo su identidad y mirando hacia su desarrollo presente y futuro.
Adaptado de:
Marcelo, C. (2013). Las tecnologías para la innovación y la práctica docente. Revista Brasileira de Educación, 18(52), 25-47. Recuperado de https://www.scielo.br/pdf/rbedu/v18n52/03.pdf
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